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Águila Calva en Alaska: Un Símbolo Nacional de Resiliencia y Majestuosidad
Descubre el águila calva, símbolo de EE.UU., su historia, hábitat en Alaska y cómo avistarla.
Desde 1782, el águila calva ha figurado majestuosamente en el Gran Sello de los Estados Unidos, consolidándose como un poderoso símbolo nacional. Aunque su estatus oficial como ave nacional se concretó en diciembre de 2024, su presencia como emblema ha perdurado por siglos. Sin embargo, su trayectoria no ha sido sencilla; la especie alguna vez fue considerada en peligro de extinción. Afortunadamente, gracias a esfuerzos de conservación, hoy puede encontrarse en todo el territorio continental de los Estados Unidos. La mayor población de águilas calvas del mundo se concentra en Alaska y Canadá, de hecho, el estado de Alaska alberga más de estas aves que los 48 estados contiguos juntos.
Estas aves rapaces prefieren climas templados, y su sorprendente capacidad para resistir bajas temperaturas se debe a sus miles de plumas (incluyendo las de contorno) y un denso plumón suave y esponjoso que las protege eficazmente del frío, los vientos fuertes, el hielo y la nieve. Aunque Alaska se sitúa tanto en la Zona Templada del Norte como en el Círculo Polar Ártico, el clima no es el único factor que atrae a entre 40,000 y 50,000 de estas magníficas aves al estado. Conocida como “La Última Frontera”, Alaska les ofrece abundantes hábitats naturales adecuados y una rica disponibilidad de alimento, con menor interferencia humana.
Generalmente, las águilas calvas se establecen cerca de cuerpos de agua —como estuarios, lagos, marismas y ríos—, pero también pueden encontrarse en hábitats más secos, incluyendo tierras de cultivo y zonas suburbanas o urbanas. En cualquier caso, su hábitat debe proporcionar sitios adecuados para anidar, áreas elevadas para posarse y abundancia de alimento accesible. En cuanto a su dieta, se alimentan principalmente de pescados, pero también consumen pequeños mamíferos, conejos, serpientes, tortugas y aves acuáticas. No es raro verlas carroñear peces y animales muertos, e incluso robar presas a otras aves.
Dónde buscar águilas calvas en Alaska

Evidentemente, el mejor lugar para observar águilas calvas en Alaska es en sus hábitats naturales. El estado cuenta con 16 refugios nacionales de vida silvestre donde estas majestuosas aves son bastante comunes. Lugares como Turnagain Arm, el río Kenai y Prince William Sound son muy populares para avistar águilas, pero el Alaska Chilkat Bald Eagle Preserve se destaca como un lugar excepcional.
Conocido como el “Valle de las Águilas”, este santuario fue establecido en 1982 con el propósito específico de proteger este hábitat crucial que alberga una alta concentración de águilas calvas. Comprende 48,000 acres de tierras ribereñas que abarcan tres ríos y es el hogar de entre 300 y 400 águilas durante todo el año. Para observar las águilas aquí, se puede recorrer un sendero ribereño de 2 millas o verlas desde las áreas de estacionamiento designadas entre el río y la autopista Haines. Es más probable avistarlas entre finales del otoño y principios del invierno, cuando entre 3,000 y 4,000 de estas aves se congregan para alimentarse de los miles de peces que mueren o se desovan en los canales poco profundos del río.
Si visita Alaska fuera de la temporada de congregación de águilas y desea asegurar su avistamiento, existen varias instalaciones donde la observación está garantizada. El Zoológico de Alaska en Anchorage, por ejemplo, tiene un hábitat dedicado a estas aves. Otra excelente opción es el Bird Treatment and Learning Center (también en Anchorage), que rescata y rehabilita aves para su posterior liberación en la naturaleza. Las aves que no pueden ser devueltas a la vida silvestre pueden convertirse en “embajadoras” para programas educativos y presentaciones en persona; entre estos embajadores se incluyen águilas calvas, halcones, búhos nivales y muchas otras. Bajo el cuidado humano, las águilas calvas pueden vivir alrededor de 50 años, lo que es considerablemente más que los 20 a 30 años que suelen vivir en la naturaleza.
Cómo identificar un águila calva

Además de saber dónde buscar águilas calvas en Alaska y qué aves silvestres se alimentan allí, para avistar una es crucial conocer su apariencia y comportamiento. Las claras diferencias entre un águila calva y un águila real, por ejemplo, son un buen punto de partida. Ambas son aves grandes: los machos de águila calva pueden pesar hasta 4.5 kilogramos y tener una envergadura alar de hasta 1.8 metros, mientras que las hembras son más grandes, alcanzando hasta 6.3 kilogramos y una envergadura de hasta 2.4 metros. Los juveniles tienen plumas moteadas de color marrón y blanco, ojos y picos oscuros. Obtienen sus distintivas cabezas y colas blancas, cuerpos marrones, picos amarillos brillantes y ojos claros al alcanzar la edad adulta (aproximadamente a los 5 años). Las águilas reales no presentan estas distinciones, lo que facilita su identificación.
Dado que las águilas calvas son depredadores visuales, cazan a sus presas desde perchas elevadas o mientras vuelan sobrevolando. Es común verlas lanzarse en picada hacia el suelo o el agua para capturar su presa. Si se mojan demasiado al sacar su presa del agua y no pueden volar de inmediato, utilizarán sus alas para “remar” sobre la superficie del agua. Fuera de la temporada de reproducción, a las águilas calvas les gusta reunirse en dormideros comunales donde se puede escuchar una gran cantidad de vocalizaciones, descritas como de bajo volumen y similares a una risita. Incluso se ha observado a estas aves pasándose ramas entre sí en el aire, como si estuvieran jugando.