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Cometas Interestelares: Un Vistazo al Enigma de 3I/ATLAS y el Universo Más Allá
Descubrí el cometa 3I/ATLAS, un viajero de otro sistema estelar. Su trayectoria única revela misterios del universo profundo y su origen.
El universo está repleto de objetos celestes desconocidos, y los científicos apenas han comenzado a comprender lo que reside dentro y más allá de nuestro sistema solar. Entre estos innumerables cuerpos, encontramos cometas que orbitan el Sol, pasando regularmente cerca de la Tierra. El “cometa del diablo”, como el Cometa 12P/Pons-Brooks que se acercó en junio de 2024, es solo un ejemplo. Generalmente, estos cometas se originan en el Cinturón de Kuiper o la Nube de Oort, en los confines de nuestro sistema. Sin embargo, el cometa más reciente detectado por los investigadores no es como los demás, porque no se originó en nuestro sistema solar.
Oficialmente llamado 3I/ATLAS, este nuevo objeto interestelar fue avistado por el telescopio del programa Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS) el 1 de julio de 2025, por astrónomos en Río Hurtado, Chile. Después de este informe inicial al Minor Planet Center, se recopilaron observaciones de “predescubrimiento” de otros tres telescopios internacionales ATLAS y del Zwicky Transient Facility en el Observatorio Palomar de Caltech, para obtener más información sobre el cometa. Determinaron que llegó desde la dirección de la constelación de Sagitario (la región central de la Vía Láctea) y, en el momento del descubrimiento, ya se encontraba dentro de la órbita de Júpiter, aunque aún a unos 660 millones de kilómetros (410 millones de millas) del Sol.
Se estima que 3I/ATLAS se mueve a una velocidad de aproximadamente 220,500 kilómetros por hora (137,000 mph) y viajará a través del sistema solar interior para octubre. Según su trayectoria, el cometa permanecerá a unos 240 millones de kilómetros (150 millones de millas) de la Tierra (sin representar ningún peligro para nuestro planeta) y a unos 210 millones de kilómetros (130 millones de millas) del Sol. No obstante, se acercará mucho más a Marte, posiblemente lo suficiente como para que el Orbitador de Reconocimiento de Marte (Mars Reconnaissance Orbiter) pueda observarlo. Esto subraya la importancia de estas misiones espaciales para la exploración de fenómenos tan inusuales.
Por qué el cometa 3I/ATLAS es tan especial

Basándose en archivos de observación internacionales de diversos instrumentos, los astrónomos creen que el cometa 3I/ATLAS podría medir hasta 20 kilómetros (12.4 millas) de ancho. También han logrado determinar que este intruso proviene del espacio interestelar al analizar su trayectoria y velocidad. De hecho, se mueve tan rápido que es evidente que no está atado en una órbita por la gravedad del Sol, simplemente está atravesando el sistema solar. Además, pudieron categorizarlo como un cometa en lugar de un asteroide porque, según el Minor Planet Center, algunos científicos lograron ver una cola corta detrás de él, lo que indica la ventilación de polvo y gas, una característica distintiva de los cometas.
Además de su origen verdaderamente de otro mundo, 3I/ATLAS es tan especial porque es solo el tercer objeto de su tipo en ser detectado pasando por nuestro sistema solar. Los otros dos que los astrónomos conocen son 1I/’Oumuamua de 2017 y 2I/Borisov de 2019. 3I/ATLAS viaja más rápido que cualquiera de ellos y se predice que es un remanente mucho más antiguo de un sistema planetario a años luz del nuestro. La astrónoma de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, Michele Bannister, expresó su entusiasmo por el estudio de estos cometas a Nature, señalando que “Trabajar en 1I y 2I fueron oportunidades transformadoras”. Este tipo de descubrimientos nos brinda una ventana única a la composición y evolución de otros sistemas estelares.
Así como la NASA rastrea planetas raros, como el exoplaneta llamado Enaiposha, investigadores de todo el mundo están contribuyendo a los esfuerzos de seguimiento de 3I/ATLAS. Hasta ahora, se espera que los telescopios terrestres tengan una vista del cometa hasta septiembre, después de lo cual pasará tan cerca del Sol que no podrán verlo. Sin embargo, a principios de diciembre, se espera que vuelva a ser visible para que los científicos puedan continuar observando su comportamiento y composición antes de que se aleje para siempre. Este monitoreo constante es crucial para desentrañar los misterios que estos visitantes interestelares traen consigo, ofreciéndonos pistas invaluables sobre la vasta y enigmática extensión del cosmos.