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El Misterio de la Sal: ¿Por Qué los Océanos Son Salados y los Lagos No?

Descubre el origen de la salinidad marina y por qué los lagos permanecen dulces, revelando los secretos del ciclo del agua.

El Misterio de la Sal: ¿Por Qué los Océanos Son Salados y los Lagos No?

Aproximadamente el 71% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, pero no toda es igual. El agua dulce que necesitamos para nuestra supervivencia representa solo alrededor del 3.5% de toda el agua líquida del planeta, mientras que el resto es agua salada de los océanos. Las causas de esta vasta discrepancia se remontan a la formación de la Tierra, cuando el planeta naciente era un infierno de volcanes activos. Cada erupción lanzaba minerales, incluidos iones de sal (los componentes químicos de la sal), a la atmósfera, junto con vapor de agua. Cuando el planeta comenzó a enfriarse, ese vapor de agua se condensó y descendió de los cielos. La lluvia duró siglos, formando los océanos del mundo. Toda esa lluvia también trajo consigo los iones de sal que previamente habían sido liberados a la atmósfera, lo que hizo que el agua fuera salada.

Después de que se formaron los océanos, continuaron volviéndose más salados a lo largo de millones de años, principalmente debido a los efectos de la erosión del suelo. El agua de lluvia es ligeramente ácida, y cuando cae sobre las rocas, arrastra algunos de los minerales, incluida la sal. Los ríos y arroyos recogen esta escorrentía, transportando aproximadamente cuatro mil millones de toneladas de sales disueltas a los océanos cada año. Las chimeneas hidrotermales en el fondo oceánico también contribuyen al empujar minerales desde el interior de la Tierra hacia el agua. Aunque la sal sigue ingresando al océano, la vida marina también absorbe gran parte de ella, y en la actualidad, los ecosistemas de agua salada están más o menos equilibrados. Pero, ¿qué pasa con el agua dulce?

¿Por qué los lagos no son salados?

El Misterio de la Sal: ¿Por Qué los Océanos Son Salados y los Lagos No?

La razón por la que los lagos no son salados mientras que los océanos sí es gracias al ciclo del agua. La erosión del suelo sí deposita iones de sal y otros minerales disueltos en los lagos, pero luego los ríos y arroyos se los llevan. Así, aunque la sal entra en los lagos, nunca se acumula realmente. En cambio, los ríos y arroyos transportan la sal al océano, de donde ya no tiene a dónde ir. Los ríos y lagos se alimentan de la precipitación (lluvia y nevadas), que proviene del agua evaporada del océano. Sin embargo, cuando el agua se evapora del mar, deja la sal atrás, por lo que la precipitación que llena los lagos de la Tierra es agua completamente dulce.

Algunos lagos sí tienen agua salada, siendo dos de los ejemplos más notables el Mar Muerto y el Gran Lago Salado. Estos lagos no tienen ríos que fluyan hacia afuera, lo que significa que no hay nada que se lleve la sal al océano. En consecuencia, ambos tienen agua extremadamente salada. Otro caso notable es el Mar Caspio, el cuerpo de agua interior más grande del mundo. Se considera tanto un lago como un mar, lo cual es apropiado porque su extremo norte, donde desemboca el río Volga, es dulce como un lago, pero el extremo sur, que no tiene salida, es salado como el océano. A veces se puede tener lo mejor de ambos mundos.