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El Mundo Oculto: Revelaciones Fascinantes de Parásitos y Criaturas Bajo el Microscopio
Descubre la anatomía sorprendente y a menudo escalofriante de parásitos y criaturas pequeñas revelada por el microscopio.
El microscopio es una herramienta asombrosa que nos permite desvelar los secretos de un universo invisible a simple vista. Nos ofrece una perspectiva completamente nueva sobre el mundo que nos rodea, especialmente cuando se trata de observar de cerca a las pequeñas criaturas, como los insectos. Lo que a menudo parecen seres inofensivos en nuestra vida cotidiana, pueden transformarse en visiones verdaderamente impactantes y hasta alienígenas bajo la lente de aumento. Por ejemplo, las hormigas, tan diminutas que raramente pensamos en su apariencia en primer plano, revelan una fisiología extraña y desconcertante al ser magnificadas, especialmente sus cabezas, que parecen sacadas de una película de fantasía oscura más que de un animal.
Sin embargo, hay algunas especies que no necesitan un microscopio para evocar sentimientos de repulsión. Los gusanos solitarios, también conocidos como tenias, son un claro ejemplo. Estos platelmintos parásitos ya tienen una reputación infame debido a su naturaleza parasitaria y su propensión a residir en los intestinos humanos. Lo que empeora la situación es que las tenias que infectan a los seres humanos a menudo no producen síntomas en el huésped. Esto significa que si alguna vez tenemos la mala suerte de alojar una tenia en nuestras entrañas, es posible que nunca lo sepamos. En resumen, un gusano parásito que puede vivir secretamente en nuestro cuerpo no necesita nada más para añadir a su lista de atributos desagradables. Pero, en caso de que necesite otra razón para sentirse repulsado por los gusanos solitarios, ver uno de cerca bajo un microscopio es una experiencia tan horripilante como cabría esperar.
Las Cabezas de los Gusanos Solitarios Lucen de Otro Mundo en Primer Plano

Los cestodos, como se les conoce colectivamente a los gusanos solitarios, son gusanos segmentados con forma de cinta, donde cada segmento contiene tanto un sistema reproductivo masculino como femenino. Los gusanos solitarios se componen de tres partes principales: el escólex (cabeza), el cuello y el estróbilo (cuerpo). Dado que no poseen un tracto digestivo propio, deben absorber los nutrientes directamente del intestino delgado de su huésped. Para lograr esto, estas criaturas se adhieren a las paredes de los intestinos utilizando ganchos ubicados en su escólex. Quizás aún más inquietantes son las ventosas que rodean el escólex, las cuales emplean fibras entrecruzadas en sus superficies internas para contraerse y adherirse firmemente a las superficies. Esto les permite resistir el movimiento de los intestinos y asegurar su supervivencia.
¿Qué aspecto podría tener una cabeza tan insidiosa bajo un microscopio? Pues, para ser sinceros, no muy agradable. Un primer plano extremo de 2017 revela el escólex de una tenia Taenia solium, y es tan perturbador como se podría imaginar. Tomada por Teresa Zgoda en el Instituto de Tecnología de Rochester, la fotografía utiliza una técnica confocal para mostrar una imagen detallada del escólex de la tenia con 200 aumentos. La toma ganó el cuarto lugar en la competencia de Microfotografía Nikon 2017, aunque seguramente fue por el esfuerzo involucrado y la calidad técnica, más que por la aterradora bestia que reveló.
Los Gusanos Solitarios: Algunos de los Parásitos Más Inquietantes

En total, existen alrededor de 5,000 especies de Cestodae. Sí, hay miles de especies de gusanos solitarios, aunque, si sirve de consuelo, solo un puñado de ellas afectan a los humanos. La buena noticia es que las tenias no siempre causan enfermedades, y los humanos infectados a menudo son asintomáticos. Sin embargo, esto no significa que estos parásitos nunca provoquen dolencias.
Las tenias tienen tres ciclos de vida: la etapa adulta, la etapa larval y la etapa de huevo. Dependiendo de la forma que infecte a un huésped, pueden resultar en diferentes síntomas. Los gusanos solitarios adultos en humanos pueden causar una serie de problemas, desde anorexia hasta náuseas y diarrea. Ciertos tipos de tenias larvales, por otro lado, pueden permanecer latentes en grandes quistes (una condición conocida como cisticercosis) que pueden formarse en el cerebro, los ojos, los músculos, el hígado, los pulmones u otros órganos. Y pensar que las tenias fueron utilizadas en el pasado como un tratamiento médico insensato y peligroso.
Para aumentar el nivel de asco general de las tenias, el género más grande que infecta a los humanos es Diphyllobothrium, que puede crecer desde dos metros (6.5 pies) hasta casi dieciocho metros (60 pies) de longitud. Sin embargo, el gusano solitario más grande jamás registrado no fue encontrado en un humano, sino que fue un gigantesco Tetragonoporus calyptocephalus de cuarenta metros (131 pies), un tipo de tenia que vive en lo profundo de los intestinos de las ballenas. Con todo esto en mente, no es realmente sorprendente que las tenias luzcan francamente perturbadoras, de una manera que avergonza a los monstruos de las películas de terror.