El Pan Europeo y Su Digestión: Razones por las que Sienta Mejor que el Americano

Muchos viajeros que visitan Europa se preguntan por qué, después de disfrutar libremente de pizza y baguettes, no se sienten hinchados o incómodos, a diferencia de cuando comen la misma comida en sus países de origen. Si bien esta diferencia se debe principalmente a los ingredientes y la preparación, también existe un elemento cultural en juego.

El pan es un pilar de la vida diaria en toda Europa, al igual que en Estados Unidos. Está presente en cada comida y es uno de los bocadillos más económicos y deliciosos para recargar energías durante tus exploraciones. Desde un apetitoso smørrebrød danés (sándwich abierto), los reconfortantes papo secos en Portugal, o una baguette recién salida del horno en una de las panaderías más exquisitas de París, el pan está absolutamente en todas partes. Solo en Alemania existen más de 300 variedades de pan, sin contar los más de 1200 tipos de “brötchen” y “kleingebäck” (pequeños panecillos y bollería).

Aunque pueda sonar sorprendente, muchas personas con sensibilidad al gluten reportan menos síntomas de malestar gastrointestinal después de disfrutar de productos de panadería en Europa, en comparación con Estados Unidos. Exploremos algunas razones por las que esto podría suceder. Sin embargo, es importante señalar que estos comentarios se refieren a una sensibilidad al gluten, que se manifiesta a través de inflamación, hinchazón o estreñimiento, y no a personas que viven con enfermedad celíaca, quienes deben seguir las restricciones dietéticas recomendadas por su médico en cualquier lugar al que viajen, al igual que si se viaja con alergias alimentarias.

Ingredientes y elaboración del pan en Europa vs. Estados Unidos

Las variedades de trigo utilizadas en Europa tienen un contenido de gluten más bajo que las usadas en Estados Unidos. Mientras que las panaderías artesanales en los Estados Unidos están reviviendo técnicas antiguas, el pan convencional americano sigue dependiendo en gran medida de aditivos (algunos de los cuales están prohibidos en Europa) que se usan como blanqueadores, agentes leudantes o para extender la vida útil del pan. Otra razón por la que los viajeros encuentran que el pan europeo no les cae mal es la prevalencia de la fermentación lenta, como en el método utilizado para la masa madre, que descompone el gluten, haciéndolo más fácil de digerir.

El pan americano a menudo contiene otro ingrediente añadido que no se encuentra en el pan europeo: el azúcar. La BBC informó que en Irlanda, los panecillos utilizados por la cadena de sándwiches Subway contenían demasiado azúcar para ser calificados como pan. La decisión judicial se tomó en el contexto de una disputa fiscal, ya que el pan se considera un producto básico exento del impuesto al valor añadido, pero los panecillos no cumplieron con los requisitos.

Europa adopta un enfoque cuidadoso en la producción de pan, proporcionando un marco para los ingredientes y protegiendo el conocimiento artesanal. Tomemos Francia, por ejemplo. La popular “baguette tradition” solo puede contener harina de trigo, agua, sal y levadura —cero aditivos— y debe hornearse en el mismo local. Esto explica por qué la baguette solo es buena por uno o dos días, de ahí el ritual diario de pedir la baguette perfecta en la boulangerie (panadería).

Otros factores que hacen que el pan parezca mejor en Europa

Esto nos lleva al sutil elemento de la cultura. Los europeos tienden a priorizar la frescura y el sabor, hacen sus compras de alimentos con mayor frecuencia y compran solo lo que necesitan para uno o dos días. Naturalmente, sus proveedores, incluidas las panaderías, se esforzarán por cumplir con estas expectativas de calidad. Además, las comidas generalmente se disfrutan a un ritmo más lento que en Estados Unidos. Un comentarista belga en Reddit dijo que esto se deriva de una actitud “borgoñona” hacia la vida. El término se refiere a los duques de Borgoña, quienes en el siglo XV gobernaron un poderoso imperio que se extendía desde Francia hasta lo que hoy es Países Bajos; la corte borgoñona era conocida por su lujosa hospitalidad.

Cuando se trata de disfrutar de delicias durante nuestros viajes, el “efecto vacaciones” también puede hacer que sientas que la comida es mejor en Europa que en Estados Unidos, y eso, por supuesto, incluye el delicioso pan. Cuando viajamos, tendemos a estar más relajados y, a menudo, más activos, lo que puede contribuir a una mejor digestión. Sumando este elemento adicional a la ya ganadora combinación de ingredientes, reglas y tradición, no es sorprendente que, cuando se trata de pan, Europa esté a la altura de las expectativas.