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K2-18 b: Avances en la Búsqueda de Vida Extraterrestre y las Prometedoras Biosignaturas

Descubre K2-18 b, un exoplaneta con posibles biosignaturas de vida. El Telescopio James Webb detecta indicios clave.

K2-18 b: Avances en la Búsqueda de Vida Extraterrestre y las Prometedoras Biosignaturas

La búsqueda de vida más allá de nuestro planeta Tierra ha sido una de las interrogantes más profundas de la humanidad. Durante años, científicos de todo el mundo han intentado reconstruir la historia de la vida en nuestro propio planeta, e incluso han sugerido que la vida terrestre no se originó aquí, sino que pudo haber llegado a través de asteroides. Si esto es cierto, entonces no es descabellado pensar que la vida podría existir en otros mundos en el vasto universo. Entre la infinidad de exoplanetas conocidos, K2-18 b se destaca como uno de los candidatos más prometedores donde la vida extraterrestre podría estar oculta, y recientemente, los investigadores han encontrado la evidencia más sólida hasta la fecha.

Utilizando el poderoso Telescopio Espacial James Webb (JWST), el mismo que en 2023 capturó el deslumbrante resplandor de las auroras de Neptuno, un equipo de astrónomos liderado por la Universidad de Cambridge identificó las señales más prometedoras de una potencial biosignatura en K2-18 b, un mundo que se encuentra a más de 120 años luz de distancia de nosotros. Los hallazgos, publicados en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal Letters, revelaron altas concentraciones de sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera de este exoplaneta. Este descubrimiento es extraordinariamente emocionante porque, en la Tierra, estos compuestos son producidos principalmente por vida microbiana. Para ponerlo en perspectiva, la concentración de DMS en nuestra propia atmósfera es generalmente inferior a una parte por billón por volumen, mientras que en K2-18 b se estima que la concentración supera las 10 partes por millón. Esto representa una diferencia de magnitud asombrosa.

En un estudio previo de K2-18 b, los científicos habían detectado una señal débil de DMS. El profesor Nikku Madhusudhan, del Instituto de Astronomía de Cambridge, explicó en un comunicado: “No estábamos seguros si la señal que vimos la última vez se debía a DMS, pero la sola insinuación de ello fue lo suficientemente emocionante como para que volviéramos a investigar con el JWST utilizando un instrumento diferente”. Para este estudio más reciente y concluyente, los investigadores emplearon el Instrumento de Infrarrojo Medio del JWST.

Lo que realmente implican estos hallazgos

K2-18 b: Avances en la Búsqueda de Vida Extraterrestre y las Prometedoras Biosignaturas

Si bien es increíblemente emocionante encontrar estas tentadoras potenciales biosignaturas en K2-18 b, es crucial entender que esto no confirma la existencia de vida allí. El término “potencial biosignatura” es, para empezar, una forma elegante de referirse a una señal de vida con un posible origen biológico que requiere investigación y datos adicionales para su verificación. En segundo lugar, existe una probabilidad del 0.3% —también conocida como una significancia de tres sigmas— de que el DMS y el DMDS fueran producidos por algún otro proceso químico no biológico. Para que este hallazgo sea aceptado como un descubrimiento científico irrefutable, esta probabilidad debe reducirse a menos del 0.00006% —lo que se conoce como una significancia de cinco sigmas. Este umbral es fundamental en la ciencia para asegurar la solidez de las conclusiones.

Según el profesor Madhusudhan, “Esta es una línea de evidencia independiente, utilizando un instrumento diferente al que usamos antes y un rango de longitud de onda de luz diferente, donde no hay superposición con las observaciones anteriores”. Lo mejor de todo, señaló que la señal fue clara y fuerte, y con todos los demás datos que han recopilado sobre K2-18 b, “el escenario que mejor encaja es el de un mundo hiaceánico con un océano rebosante de vida”. Sin embargo, el equipo de investigación espera realizar estudios adicionales para determinar si el DMS y el DMDS tienen un origen biológico o no biológico.

Este no es el único caso en el que se requiere más investigación y estudio para confirmar la presencia de vida fuera de la Tierra. Por ejemplo, los microbios podrían ser el emocionante secreto escondido bajo el hielo marciano, mientras que los científicos también han descubierto agua en un lugar inesperado más allá de la Tierra: Caronte, la luna más grande de Plutón. La búsqueda de vida extraterrestre es un campo en constante evolución, y cada nuevo descubrimiento, incluso si es solo una pista, nos acerca un paso más a responder la pregunta fundamental de si estamos solos en el universo. El K2-18 b es un fascinante capítulo en esta continua odisea científica, un recordatorio de las vastas incógnitas que aún esperan ser desveladas entre las estrellas.