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La Evolución de la Seguridad Aeroportuaria: Escáneres Corporales, Privacidad y Tecnología
Explora la evolución de la seguridad aeroportuaria, desde detectores hasta escáneres corporales, y cómo la tecnología equilibra la seguridad con tu privacidad al viajar.
La seguridad aeroportuaria moderna puede ser tanto tranquilizadora como exasperante. Cualquier viajero frecuente conoce la sensación de llegar al aeropuerto solo para encontrarse con una larga fila de pasajeros apurados, quitándose frenéticamente la ropa y colocando diligentemente sus computadoras portátiles en bandejas antes de pasar por filas de escáneres corporales. Sin embargo, si se nos permitiera pasear por el vestíbulo del aeropuerto sin que nadie se molestara en revisar nuestras maletas, nos sentiríamos más que un poco inquietos. Es una dicotomía inherente a la experiencia de viaje contemporánea, un delicado equilibrio entre la eficiencia y la protección.
Créanlo o no, hubo un tiempo en que la seguridad en los aeropuertos era una experiencia comparativamente sencilla. Antes del 11 de septiembre de 2001, cualquier persona podía pasar los puntos de control y entrar a la sala de embarque, independientemente de si volaba o no. Si bien se realizaban escaneos de equipaje de mano, no había requisito de quitarse zapatos o cinturones, ni de colocar computadoras portátiles y líquidos en bandejas. Los detectores de metales ya existían, pero, en general, la seguridad aeroportuaria pre-9/11 era un asunto mucho más simple y menos intrusivo. La confianza en la seguridad perimetral era diferente, con un enfoque menor en la inspección personal.
Sin embargo, tras los terribles eventos del 11 de septiembre de 2001, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) fue creada y las medidas de seguridad se intensificaron en todos los ámbitos. Para 2010, se estaban instalando escáneres corporales avanzados en los aeropuertos de todo el país, en parte como respuesta a un incidente de 2009 en el que un pasajero intentó contrabandear explosivos plásticos en su ropa interior. Desde entonces, los viajeros se han acostumbrado a pararse dentro de estas unidades, con las manos en alto, mientras la tecnología realiza un barrido para detectar elementos que podrían evadir los detectores de metales tradicionales. Pero esta tecnología resultó controvertida desde su introducción debido a las imágenes detalladas del cuerpo humano que podía crear, lo que, como era de esperar, generó una preocupación generalizada por la privacidad de los pasajeros. Desde entonces, la TSA ha cambiado gradualmente el tipo de escáneres y software utilizados en los puntos de control de seguridad del aeropuerto. Pero, ¿qué hacen exactamente los nuevos escáneres y cómo han evolucionado?
La Llegada Masiva de los Escáneres Corporales a Nivel Nacional
A finales de 2010, se habían instalado aproximadamente 500 escáneres corporales completos en aeropuertos de Estados Unidos, y los viajeros no estaban contentos con lo que consideraban una nueva tecnología invasiva. Un estudio de 2011 publicado en Archives of Internal Medicine explicó que en ese momento se utilizaban dos tipos de escáneres corporales completos: los escáneres de onda milimétrica y los escáneres de rayos X de retrodispersión. Aunque diferían en los niveles de radiación que emitían, ambos creaban imágenes detalladas de los cuerpos de los pasajeros y estaban diseñados para detectar objetos metálicos y no metálicos restringidos ocultos bajo la ropa, sin necesidad de una revisión manual. Los escáneres de onda milimétrica lo hacían emitiendo ondas de baja energía y capturando la energía reflejada, mientras que los escáneres de rayos X de retrodispersión utilizaban radiación para penetrar el tejido blando, detectando la radiación reflejada por el viajero. Lamentablemente, esto significaba que el personal de la TSA podía ver imágenes extremadamente detalladas y explícitas de los viajeros que revelaban partes íntimas de sus cuerpos.
A pesar de que la TSA implementó algunas medidas para proteger la privacidad de los pasajeros, estos escáneres invasivos encontraron una significativa reacción negativa. Como informó CBS en 2010, grupos compuestos por pasajeros y pilotos acusaron a la TSA de violar sus derechos al usar las máquinas, refiriéndose a su uso como una “revisión virtual de desnudos” e incluso pidiendo un boicot para el Día de Acción de Gracias. En ese momento, se afirmó que el 15% de los estadounidenses no quería usar los escáneres. Luego, el Centro de Invasión de la Privacidad Electrónica demandó al Departamento de Seguridad Nacional por lo que afirmó eran escáneres ilegales e innecesariamente invasivos. Junto con las preocupaciones sobre la salud y seguridad relacionadas con el uso de radiación por parte de las máquinas de retrodispersión y los elementos utilizados para producir rayos X, así como las preocupaciones sobre el aumento de los tiempos de espera en los puntos de control de seguridad, todo ello generó un debate extremadamente tumultuoso y complejo.
La Retirada de los Escáneres de Rayos X de Retrodispersión: Un Cambio Estratégico
Dos años después de su implementación inicial, la TSA comenzó a retirar los escáneres de rayos X de retrodispersión de los aeropuertos. Dejando a un lado las preocupaciones sobre la privacidad, estas unidades también emitían pequeñas dosis de un tipo de radiación conocida como radiación ionizante, que en niveles más altos se había relacionado con el cáncer, y fueron objeto de tal crítica que la TSA aparentemente revirtió su curso muy rápidamente. La razón oficial proporcionada fue que esto aceleraría los tiempos de espera, con el portavoz de la TSA, David Castelveter, declarando en ese momento (a través de ProPublica): “Se está haciendo estratégicamente. Estamos reemplazando algunos de los equipos más antiguos y llevándolos a aeropuertos más pequeños.”
Pero seguramente había más que solo trasladar los escáneres de retrodispersión a aeropuertos más pequeños. En los 15 años transcurridos desde la introducción de estos escáneres, la TSA claramente ha impulsado el uso de la tecnología de onda milimétrica sobre la tecnología de retrodispersión, y es difícil creer que esto no fue impulsado por una combinación de preocupaciones de privacidad y salud. La percepción pública y la ciencia emergente jugaron un papel crucial en esta decisión.
En 2011, ProPublica informó que había aproximadamente 300 escáneres de onda milimétrica en uso en Estados Unidos, en comparación con unos 250 escáneres de retrodispersión. Para 2016 se habían realizado cambios importantes. Un video de la TSA de ese año no solo afirmaba que la tecnología de onda milimétrica era el método principal utilizado por la administración para escanear a los viajeros, sino que se esforzaba en demostrar que las últimas máquinas no generaban escaneos corporales invasivos. En cambio, mostraban una pantalla verde de “OK” cuando no se detectaba contrabando, o un esquema genérico de un cuerpo humano que mostraba la ubicación del objeto detectado, “eliminando así las imágenes específicas del pasajero”. Este avance marcó un punto de inflexión significativo hacia un enfoque más respetuoso con la intimidad.
Hoy en día, una página del CDC sobre la radiación de los controles de seguridad aeroportuaria afirma claramente que, en Estados Unidos, las unidades de escaneo corporal utilizan tecnología de onda milimétrica, y que esta tecnología se usa para crear una imagen 3D que “se asemeja a un negativo fotográfico difuso” y no añade a la dosis de radiación ionizante de una persona. Esto proporciona una certificación de seguridad importante para los viajeros.
La TSA Avanza hacia Escáneres con Mayor Protección de la Privacidad
El cambio lento pero significativo de la tecnología de retrodispersión a la de onda milimétrica con mayores protecciones de privacidad fue confirmado por el ex trabajador de control de la TSA, Eri Jenkins, quien en 2024 habló con Reader’s Digest sobre cómo los escáneres proporcionan una “imagen de avatar no descriptiva de la anatomía humana” que “revela elementos que podrían estar sobre la piel o dentro de la ropa”. Esto fue respaldado por la autora e investigadora de comunicación Shawna Malvini Redden, Ph.D., quien ha estado estudiando la TSA desde 2010 y explicó cómo el personal solo ve “este esquema con una señal verde de ‘despejado’ o una roja de ‘detener y revisar’”.
Malvini Redden también proporcionó una aclaración sobre cómo estas máquinas han cambiado con el tiempo, revelando que las primeras versiones de los escáneres corporales completos no venían con protecciones de privacidad, permitiendo esencialmente que los trabajadores de la TSA vieran a los viajeros desnudos. Sin embargo, se implementaron algunas salvaguardias, como tener al trabajador que veía las imágenes en una ubicación remota (sin poder ver al viajero), utilizando radios para informar a los oficiales en los puntos de control si necesitaban realizar una búsqueda más exhaustiva. Este fue un primer paso vital para abordar las preocupaciones de intimidad.
Afortunadamente, las máquinas de hoy son mucho más protectoras de la privacidad del pasajero, resultado de que la TSA se ha movido lentamente hacia escáneres de onda milimétrica con mayor privacidad poco después de la introducción de los escáneres corporales completos en 2010. Este progreso continuo asegura que la seguridad en los aeropuertos no solo sea efectiva, sino también respetuosa con los derechos y la dignidad de los viajeros, marcando un hito en la innovación tecnológica al servicio de la seguridad ciudadana.