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La Extinción Desmentida: El Asombroso Redescubrimiento de Flora Perdida en Bosques Nublados
Redescubrimiento de especies vegetales en Ecuador desafía una extinción masiva, ofreciendo esperanza para la conservación de la biodiversidad global.
En la década de 1980, un evento desafortunado marcó la historia natural de Ecuador: la supuesta extinción masiva de 90 especies de flora en un bosque nublado costero. Este lamentable suceso, provocado por la deforestación de una colina para usos agrícolas, se convirtió en un símbolo notorio de la urgencia por proteger las plantas de la selva tropical en peligro. Sin embargo, un equipo internacional de investigadores ha desafiado esta hipótesis de extinción, presentando evidencia contundente que sugiere lo contrario.
Un estudio trascendental, publicado en la revista Nature Plants en octubre de 2024, revela un panorama mucho más esperanzador. Botánicos del Field Museum de Historia Natural en Chicago, la Universidad de Harvard, la Universidad de Miami y la Universidad de Las Américas, han demostrado que casi todas las especies de plantas que se creía extintas han sido redescubiertas en remanentes de bosques nublados o en otros sitios de Sudamérica. De hecho, de la extensa lista de flores que se consideraban perdidas para siempre, solo una no ha sido hallada de nuevo. Dawson White, autor principal del estudio e investigador postdoctoral en el Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva de la Universidad de Harvard, expresó en un comunicado de prensa: “Es un milagro. Muchas de las plantas de Centinela aún están al borde de la extinción, pero afortunadamente los informes sobre su desaparición fueron exagerados. Todavía hay tiempo para salvarlas y cambiar esta historia”.
Los investigadores explican que la magnitud de la extinción masiva en la Loma de Centinela pudo haber sido sobrestimada. En aquel entonces, los botánicos estaban recolectando una gran cantidad de nuevas especies sin saber si estas crecían en otras regiones. A través del análisis de especímenes de museos, bases de datos de biodiversidad y su propio trabajo de campo intensivo en Centinela, Ecuador, el estudio no solo ilumina un error histórico, sino que también enfatiza la vital importancia de proteger los bosques tropicales del mundo.
El primer redescubrimiento del Gasteranthus extinctus

Una de las flora más tristemente célebres de la Loma de Centinela, que se pensó extinta, es el Gasteranthus extinctus. Esta flor silvestre de un vibrante color naranja neón llevaba en su propio nombre la marca de su presunta desaparición. Durante el reciente trabajo de campo del equipo internacional de botánicos, esta especie fue una de las redescubiertas entre los pequeños y remotos remanentes del bosque nublado original, un tipo de selva tropical clasificada dentro del ecosistema forestal. Estos parches de bosque, que en su mayoría tienen menos de una hectárea, habían pasado desapercibidos, lo que explica por qué estas preciosas especies lograron persistir.
Sin embargo, este no fue el primer redescubrimiento del Gasteranthus extinctus. Ese mérito corresponde a un equipo de investigadores que también incluyó a Dawson White. Este grupo publicó sus hallazgos en un estudio en PhytoKeys en abril de 2022, explicando en un comunicado de prensa que, cuando la flor fue descrita y nombrada en el año 2000, los científicos creyeron firmemente que estaba extinta. Desde 2009, otros equipos habían buscado la planta sin éxito. No obstante, en 2021, el equipo liderado por White y Nigel Pitman, ecólogo del Field Museum de Chicago y coautor del estudio de 2024, encontró la flora a pocas horas de iniciar su búsqueda, un testimonio de perseverancia y suerte.
Estos descubrimientos pueden desmentir la teoría de un evento de extinción masiva tan severo como se pensaba inicialmente en Centinela, pero de ninguna manera minimizan la crisis de biodiversidad que ocurre a nivel mundial. Miles de plantas y animales de la selva tropical están actualmente en peligro de extinción, y los científicos continúan colaborando incansablemente con los conservacionistas para salvaguardar lo que queda, incluso en áreas degradadas como la Loma de Centinela en Ecuador. Estos hallazgos nos recuerdan que, aunque la naturaleza es resiliente, la acción humana es crucial para la preservación de nuestros invaluables ecosistemas.