Inicio / Ciencia

La Verdad sobre el Color de Venus: Más Allá del Amarillo que Conocemos

Descubre el verdadero color de Venus y por qué su apariencia esconde una compleja interacción de gases y luz.

La Verdad sobre el Color de Venus: Más Allá del Amarillo que Conocemos

Al igual que otros sistemas solares, nuestro Sol y sus planetas se formaron simultáneamente a partir de colisiones de escombros dentro de una inmensa nube de polvo y gas, conocida como nebulosa. Como resultado de la absorción de diversos gases, las características de los ocho planetas varían enormemente, especialmente en lo que respecta a sus colores tal como los observamos desde la Tierra. Precisamente, estos gases son la razón principal por la que percibimos esos tonos amarillentos al ubicar a Venus en el cielo nocturno.

Este segundo planeta desde el Sol está rodeado por una densa atmósfera compuesta principalmente de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico. Estos elementos se mezclan con otro material que los científicos aún no han identificado por completo, y algunos creen que contribuye significativamente a que Venus parezca amarillento. Sin embargo, es crucial entender que los diversos materiales en su atmósfera absorben diferentes longitudes de onda de luz. Por ejemplo, las nubes de ácido sulfúrico absorben la luz azul; de hecho, reflejan alrededor del 85% de la luz solar total, lo que deja los tonos dorados a anaranjados que vemos cuando el cielo terrestre se oscurece.

¿Cómo se ve realmente Venus?

La Verdad sobre el Color de Venus: Más Allá del Amarillo que Conocemos

Generalmente, las imágenes estándar que circulan de Venus muestran el planeta como una esfera brillante de color amarillo a naranja. No obstante, al utilizar un telescopio óptico, se puede apreciar que el planeta exhibe solo un sutil matiz amarillo. En realidad, la mayor parte de Venus se presenta como blanco con remolinos de amarillo mezclados, debido a la gran cantidad de luz solar que es reflejada por su espesa atmósfera y sus nubes.

Podemos hacernos una idea más precisa de su apariencia a partir de las imágenes capturadas por la nave espacial Mariner 10 de la NASA durante su misión de sobrevuelo a Mercurio, lanzada en 1973. Su cámara estaba equipada con filtros espectrales de naranja y ultravioleta (UV), y un ingeniero creó una composición de falso color que reveló tonalidades que el ojo humano no puede percibir. Además, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) cuenta con el orbitador climático Akatsuki, que circunda el planeta cada 10 días, rastreando los movimientos de sus nubes a través de cámaras que pueden ver longitudes de onda infrarrojas, ultravioletas y visibles. Gracias a esto, Akatsuki captura patrones en las nubes que nos son invisibles, junto con lo que parecen ser algunos tonos azules y beige en la atmósfera venusina.

Aunque no hay una fecha de lanzamiento firme, la NASA tiene planes de enviar el orbitador Veritas y la sonda DaVinci para estudiar el planeta desde su atmósfera hasta su superficie. Mientras tanto, la Agencia Espacial Europea (ESA) planea lanzar el orbitador EnVision a principios de la década de 2030, lo que brindará a la comunidad científica una visión aún más clara de la actividad, el clima y la historia del planeta, desde su alta atmósfera hasta su núcleo interno. Estamos seguros de que obtendremos una perspectiva aún mejor de los colores reales de Venus cuando las imágenes de estas misiones regresen a la Tierra.