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Las Aves Voladoras Más Grandes: Un Vistazo a los Gigantes Alados Prehistóricos y Actuales

Descubre las aves voladoras más grandes de la historia, desde el Pelagornis sandersi hasta las actuales, y sus asombrosas características.

Las Aves Voladoras Más Grandes: Un Vistazo a los Gigantes Alados Prehistóricos y Actuales

Las aves son criaturas majestuosas que siempre han cautivado nuestra imaginación. El águila calva, por ejemplo, ha sido un símbolo prominente en el Gran Sello de los Estados Unidos por casi 250 años, representando fuerza y libertad. Además, diversas especies de aves han ganado el honor de convertirse en el ave oficial de varios estados, como el petirrojo americano en Wisconsin. Sin embargo, ninguna de estas se cuenta entre las aves voladoras más grandes del mundo en la actualidad. Y aun así, palidecen en comparación con la ave voladora más grande que jamás haya existido en nuestro planeta.

En términos de masa, el ave más grande que puede volar es el búster de Kori, una de las especies emblemáticas de las sabanas del sur de África. Este imponente pájaro puede llegar a pesar hasta 42 libras (aproximadamente 19 kilogramos) y posee una envergadura alar que alcanza los 9 pies (unos 2.7 metros). Pero cuando hablamos de la envergadura alar, el albatros viajero lo supera con creces, ostentando una envergadura promedio de entre 8.2 a 11.5 pies (2.5 a 3.5 metros).

Aunque estas medidas son verdaderamente asombrosas, no se comparan en absoluto con las del Pelagornis sandersi. Los restos fósiles de esta especie prehistórica fueron descubiertos durante una expansión del Aeropuerto Internacional de Charleston en 1983. Tal era su tamaño que tuvieron que ser desenterrados con una retroexcavadora. Treinta años después, en 2013, el experto en fósiles de aves antiguas, Dan Ksepka, redescubrió estos impresionantes restos en un cajón de almacenamiento durante una visita al Museo de Charleston, lo que desencadenó un nuevo estudio detallado de esta criatura.

Un artículo publicado en 2014 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences estimó la envergadura alar de este espécimen en 21 pies (aproximadamente 6.4 metros). No obstante, datos de escalado fisiológico, que utilizan diversas combinaciones para estimar sus proporciones, sugieren que estas aves prehistóricas podrían haber tenido una envergadura alar de entre 19.5 y 24 pies (5.9 a 7.3 metros) y haber pesado entre 48.5 y 88 libras (22 a 40 kilogramos). Todas estas cifras superan con creces las dimensiones de cualquier ave viva en la Tierra hoy en día, consolidando al Pelagornis sandersi como un verdadero gigante alado del pasado.

Lo que los científicos saben hasta ahora sobre los pelagornítidos

Las Aves Voladoras Más Grandes: Un Vistazo a los Gigantes Alados Prehistóricos y Actuales

El P. sandersi no fue la única ave de su tipo que existió en la Tierra. Pertenece a la familia Pelagornithidae, un grupo de aves extintas conocidas como pseudodentadas o de ‘dientes óseos’. Se cree que esta fascinante familia existió por última vez hace aproximadamente 2.5 millones de años, justo antes del inicio de la Edad de Hielo Cuaternaria. Basándose en la datación de varios fósiles, los científicos estiman que los pelagornítidos lograron sobrevivir a la extinción masiva de los dinosaurios hace 65 millones de años, lo que demuestra su increíble resiliencia.

Además de cuándo vivieron, los científicos han postulado que esta familia de aves era capaz de volar y planear en el aire durante semanas enteras, cubriendo enormes distancias sobre los vastos océanos de la Tierra. Se cree específicamente que el P. sandersi podía viajar a velocidades de hasta 40 millas por hora (aproximadamente 64 km/h) y que utilizaba una técnica de vuelo conocida como planeo dinámico. Esto implicaba descender hacia la superficie del agua y luego ascender rápidamente para atrapar una corriente de aire más veloz, lo que les permitía permanecer en el aire con un esfuerzo mínimo. Debido a su amplia envergadura alar, que hacía difícil el aleteo rápido y constante, los investigadores sugieren que estas aves probablemente esperaban una ráfaga de viento o corrían cuesta abajo para poder despegar. Y podían mantenerse en el aire durante tanto tiempo gracias a que sus huesos eran huecos, una característica común en la mayoría de las especies de aves voladoras actuales, que les proporciona ligereza.

En lugar de poseer dientes reales, los pelagornítidos tenían estructuras óseas afiladas o protuberancias que sobresalían de sus mandíbulas. Estas “pseudodientes” les permitían atrapar peces y calamares del mar mientras planeaban majestuosamente por encima. Más concretamente, se cree que el P. sandersi se alimentaba de estas y otras criaturas de cuerpo blando en las aguas que hoy bordean las costas de Carolina del Norte y del Sur. Los Pelagornithidae también fueron habitantes de la Antártida, con fósiles hallados en la Isla Seymour, frente a la costa de la península antártica. En aquella época, entre hace 55 y 35 millones de años, el continente gozaba de un clima cálido y no era el paisaje glacial que conocemos hoy, lo que subraya la adaptabilidad y distribución global de estas asombrosas aves.