Mosfellsbær: Tu Oasis de Paz en Islandia cerca de Reikiavik para Explorar sin Multitudes

Es prácticamente imposible planificar un viaje a Islandia sin encontrarse con reportes de sobreturismo y grandes aglomeraciones. A menudo, se anima a los turistas a viajar al remoto norte o a los fiordos occidentales de Islandia para encontrar algo de soledad. Sin embargo, muchos de nosotros deseamos o necesitamos permanecer cerca de la capital, ya sea porque estamos en un viaje corto o porque buscamos explorar las numerosas atracciones de Reikiavik. Afortunadamente, existe una solución: Mosfellsbær.

Mosfellsbær es un pequeño pueblo a las afueras de Reikiavik que ve pocas multitudes y ofrece un fácil acceso tanto a la vida urbana como a la naturaleza. Es apodado “la ciudad verde” debido a su exuberante entorno y sus numerosos invernaderos. Muchos lugareños lo conocen como el lugar de descanso final del poeta vikingo Egil Skallagrímsson, de quien se dice que fue enterrado aquí con montones de tesoros de plata, que la gente sigue buscando hasta el día de hoy. También fue el hogar de Halldór Laxness, el escritor islandés ganador del Premio Nobel, y su antigua residencia es ahora un museo. Sin embargo, para muchos visitantes extranjeros, lo mejor de Mosfellsbær se encuentra fuera del pueblo, en la impresionante naturaleza que lo rodea.

¿Qué hacer en Mosfellsbær?

Una actividad imperdible en Mosfellsbær es una caminata por Úlfarsfell, una montaña de tamaño modesto que, sin embargo, ofrece a los visitantes vistas espectaculares. Debido a que Úlfarsfell tiene solo 296 metros de altura, la mayoría de los senderistas pueden encontrar una ruta que se adapte a su habilidad. Una vez en la cima, podrás admirar las vistas sobre Reikiavik, el mucho más alto Monte Esja, la bahía, e incluso la lejana península de Snæfellsnes.

Al otro lado de Mosfellsbær, una corta caminata te lleva a Helgufoss, una hermosa cascada que cae suavemente sobre rocas escalonadas. Para aquellos que buscan más aventura, el Monte Esja se encuentra justo al norte de Mosfellsbær. Varios senderos serpentean por la montaña de 915 metros de altura, y los escaladores experimentados incluso pueden trepar hasta la cima, aunque no se requiere escalada para disfrutar de la mayoría de las vistas.

Para relajar tus músculos cansados y vivir una experiencia islandesa clásica, conduce unos 30 minutos al norte de Mosfellsbær hasta las Aguas Termales de Hvammsvík. Estas piscinas naturales de agua relajante y humeante tienen vistas al gélido Océano Atlántico en el fiordo de las Ballenas, y los visitantes pueden disfrutar de un bar dentro del agua y un baño de vapor. La entrada tiene un costo aproximado de 65 dólares, y puedes permanecer en las piscinas todo el tiempo que desees. Como escribe un reseñador de Google: “Usa el dinero que ibas a gastar en Blue Lagoon y ven aquí en su lugar”. Si unas pocas horas no son suficientes, los alojamientos de lujo en el lugar ofrecen vistas pintorescas sobre el fiordo, y los huéspedes tienen acceso a una fuente termal privada.

Información práctica para tu viaje a Mosfellsbær

La mayoría de las personas llegan a Mosfellsbær desde Reikiavik o directamente desde el aeropuerto principal de Islandia, Keflavík. Mosfellsbær está a solo 15 minutos en auto de la ciudad y a 45 minutos del aeropuerto, que se encuentra al sur. Los autobuses van del aeropuerto al centro de Reikiavik, y luego puedes tomar un autobús local a Mosfellsbær, pero esto toma mucho más tiempo que conducir. Recomendamos encarecidamente alquilar un auto en Islandia; es el país perfecto para recorridos por carretera.

Hay pocas opciones de alojamiento en el centro de Mosfellsbær. El Hotel Laxnes es sencillo pero tiene buenas críticas y ofrece habitaciones por menos de 200 dólares por noche para dos adultos, lo cual es una verdadera ganga en Islandia. Para ahorrar aún más, considera la opción de acampar. El campamento Mosskógar está a cinco minutos en auto de Mosfellsbær y cuesta alrededor de 20 dólares por persona por noche.

Mosfellsbær es un destino maravilloso para visitar durante todo el año y rara vez está abarrotado. Para aprovechar al máximo las actividades al aire libre, visita entre junio y agosto, cuando hay mucha luz diurna y las temperaturas son más cálidas (aunque nunca describirías a Islandia como templada). Si bien el invierno en Islandia suena intenso, es mucho más suave de lo que podrías esperar; las temperaturas alrededor de la capital promedian -0.5 grados Celsius en enero, y es en esta época cuando podrías observar la aurora boreal. Sin embargo, si deseas evitar las multitudes en Islandia, visita durante la temporada baja, desde mediados de octubre hasta mediados de mayo.