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Riesgos Ocultos de Retener la Orina: Consecuencias a Largo Plazo para tu Salud Urinaria
Descubre los peligros de retener la orina. Desde ITUs hasta daño permanente de vejiga. ¡Prioriza tu salud urinaria!
Todos hemos estado en esa situación: necesitas ir al baño urgentemente, pero las circunstancias no lo permiten. Ya sea que estés en medio de un evento importante, atrapado en un lugar sin un baño limpio, o simplemente preocupado por el olor peculiar de tu orina después de una comida (¡sí, el espárrago puede ser el culpable!), aguantar las ganas de orinar nunca es lo ideal. Aunque la molestia de una vejiga llena es innegable, un simple calambre pélvico es la menor de tus preocupaciones. Si retienes la orina con demasiada frecuencia y por mucho tiempo, podrías enfrentar problemas de salud que te afecten de por vida. Para proteger tu bienestar, es crucial conocer los límites de tu vejiga y las serias consecuencias de ignorar estas señales.
En condiciones normales, una persona debería orinar aproximadamente siete veces al día, idealmente en intervalos regulares de tres o cuatro horas. Esto asume una hidratación adecuada; lapsos prolongados entre micciones pueden indicar deshidratación. Si bien no es necesario seguir un horario exacto, no deberías excederte más de un par de horas de estos intervalos. Una vejiga adulta promedio puede contener entre una y dos tazas de líquido, y típicamente se necesitan entre nueve y diez horas para producir esa cantidad de orina. Si retienes la orina por más tiempo del recomendado, tu vejiga puede entrar en un estado de retención urinaria, lo que significa que no podrás orinar incluso si lo intentas. Eventualmente, una acumulación excesiva de orina podría desencadenar graves efectos secundarios que detallaremos a continuación.
Infecciones del Tracto Urinario (ITU)

Aguantar la orina incrementa drásticamente el riesgo de desarrollar una infección del tracto urinario, o ITU. Las ITUs son causadas por la entrada de bacterias al tracto urinario, lo que provoca la inflamación de la uretra y la vejiga. Esto se manifiesta con dolor pélvico y una sensación de ardor al orinar. También puede generar una necesidad constante de ir al baño, incluso cuando la vejiga no está llena, e incluso derivar en problemas de incontinencia.
Normalmente, tu orina no debería contener bacterias. Sin embargo, en ocasiones, bacterias del exterior pueden ascender por la uretra y llegar a la vejiga. Las ITUs son más comunes en mujeres debido a que su uretra es más corta, facilitando el acceso de las bacterias a la vejiga. Cuanto más tiempo retengas la orina, más tiempo tendrán las bacterias para multiplicarse y acumularse en tu vejiga. Esto eleva significativamente tus probabilidades de contraer una ITU. Por ello, es fundamental mantener un flujo constante de líquidos a través de tu cuerpo, tanto ingiriéndolos como eliminándolos regularmente.
Cálculos Renales

Aunque la vejiga es el órgano que asociamos con la urgencia de orinar, es solo una parte del sistema excretor, uno de los diez sistemas principales del cuerpo, y no es el único afectado al retener la orina. Los riñones, órganos vitales en el sistema excretor, también son vulnerables. Existe un alto riesgo de formación de cálculos renales, los cuales se desarrollan cuando los minerales en tu orina, particularmente el calcio, se vuelven demasiado concentrados en los riñones. Permitir que la orina se acumule en tu vejiga sin liberarla regularmente hará que más y más minerales se acumulen en tus riñones.
Cuando tu sistema se sobrecarga de orina, esos minerales se aglomeran para formar piedras que pueden variar desde el tamaño de un grano de arena hasta el de un guisante. Eventualmente, el cálculo necesita ser expulsado, y su única vía de salida es la uretra. Orinar un cálculo renal puede ser extremadamente doloroso, especialmente para los hombres, debido a que tienen una uretra más larga. En casos extremos, los cálculos renales pueden crecer tanto que requieren ser removidos mediante cirugía. La mejor forma de evitar esto es mantener un flujo constante de líquidos a través de tu cuerpo, tanto por ingesta como por eliminación.
Daño a los Músculos del Suelo Pélvico

Tu pelvis alberga órganos vitales para tus funciones digestivas, urinarias y reproductivas. Contiene los intestinos y la vejiga, así como el útero en mujeres biológicas y la próstata en hombres biológicos. Estos órganos no están suspendidos en el vacío; dependen del soporte de un conjunto de músculos conocido como los músculos del suelo pélvico. Estos músculos se extienden desde el hueso púbico en la parte frontal hasta la base de la columna vertebral en la parte posterior, y controlan la capacidad de orinar y defecar. También son fundamentales para las funciones sexuales, incluyendo la capacidad de lograr una erección, dar a luz y experimentar un orgasmo. Huelga decir que son músculos que deseamos mantener sanos, y la micción regular es absolutamente esencial para ello.
Retener la orina ejerce una tensión excesiva sobre los músculos del suelo pélvico, tanto que pueden volverse disfuncionales. Orinar relaja estos músculos, pero si los mantienes tensos por demasiado tiempo, pierden la capacidad de relajarse cuando lo deseas. Esta condición se conoce como suelo pélvico hipertónico, y provoca que los músculos del suelo pélvico entren en espasmos incontrolables. Esto conduce a una micción irregular, donde puedes orinar incontrolablemente o, por el contrario, no poder orinar en absoluto. También puede causar dolor pélvico crónico, estreñimiento y disfunción eréctil. El cuidado de la vejiga es crucial para la salud integral del suelo pélvico.
Vejiga Distendida: Daño Irreversible

Existen muchos datos interesantes sobre la vejiga, pero sin duda tiene sus límites, especialmente en cuanto a su capacidad máxima. Como se mencionó anteriormente, tu vejiga puede contener aproximadamente dos tazas de orina, y se tarda aproximadamente 10 horas en alcanzar ese límite. Hasta ahí es donde tu vejiga está diseñada para estirarse. Forzarla más allá de su capacidad puede causar el efecto secundario más grave de retener la orina por demasiado tiempo. El término médico para una vejiga sobreestirada es vejiga distendida. Esto suele ir acompañado de una condición llamada hipertrofia vesical, en la que las paredes de la vejiga se engrosan. Esto puede hacer que sientas una necesidad constante de orinar.
Además, la distensión dificulta la micción cuando realmente la necesitas, ya que debilita el flujo de orina. Lo más serio de una vejiga distendida es que, una vez que los músculos de la vejiga se estiran y engrosan, no hay forma de que vuelvan a la normalidad. Dado que la vejiga ya no puede contraerse como debería, esta condición puede dificultar la micción por completo, llevando a un reflujo de orina aún peor que puede alcanzar los riñones, causando daño renal permanente. Con frecuencia, se requiere un catéter para manejar una vejiga distendida. En casos extremos, puede ser necesaria una cirugía para extirpar una porción del tejido de la vejiga.
Si bien ninguna de estas condiciones suele ser mortal, pueden tener un impacto significativo en tu calidad de vida. Por ello, es crucial escuchar a tu cuerpo y permitir que tu vejiga funcione de manera óptima. Orinar regularmente no es solo una comodidad, es una necesidad fisiológica que protege tu salud a largo plazo. No subestimes la importancia de este hábito simple pero vital. Mantén ese flujo de orina constante y protege tu sistema urinario.